jueves, 8 de julio de 2010

IMPERIAL HISTORY X


"Mierda, ya han vuelto a quitarnos el protagonismo, jodidos Astartitos..." Nada odiaba mas el Coronel Clarks, un hombre tozudo, demasiado tozudo para seguir vivo. Había sobrevivido a decenas de combates que se consideraban perdidos, pero bueno, no se le mencionaba en ningún informe. “Eso es lo que tiene ser un guardia imperial, aunque mates a El Saqueador, nadie te nombrara en los informes, solo dirán que la escuadra numero pim pam se ha esforzado y a colaborado en el acto, que atribuirán a un comandante o algún comisario de mierda" Sus palabras siempre eran, demasiado criticas. Nadie sabia como era posible que no le hubieran pegado un tiro algún comisario o algún inquisidor(mejor no nombrare lo que Clarks dice de la Inquisición), Clarks llamo " Pedazos de escoria salida del culo de Nurgle" a  dos Inquisidores que se marcharon en medio de una batalla, por razones desconocidas. Sin embargo parece protegido por mas que sus fieles hombres, parece protegido por Terra, insulta y critica a toda la organización, pero no le han pegado un tiro, increible.
Pero al parecer hoy si le invitarían a la fiesta, acababa de entrar un ciervo de los Astartes, de la Guardia del Cuervo:
-Coronel...Coronel Clarks,  le... ofrecemos... una plaza en la mesa de honor... en la cena conmemorar... la... victoria de esta... mañana-Dijo el servidor tartamudeando.
-O  te largas o te corto los cable, maquina- Clarks ni siquiera mi al servidor, simplemente saco su pistola láser y le apunto.
- Ya... me voy..., Coron...- Un disparo le rozo la metalizada coronilla y el asustado servidor salio corriendo como perseguido por sus creadores.

-Sagrado Capitán, el único guardia imperial  que no ha dicho “si” ha sido el Coronel Clarks de la 32º de Vuhman- Dijo el servidor, el que todavía sentía el calor del láser en su coronilla.
-¿Qué te dijo?- Contesto el Capitán.
-El Coronel Clarks de la 3º de Vuhman dijo textualmente: O te largas o te corto los cables, maquina-
-Eso es un sí, me han hablado de ese hombre- Su voz no llegó a los oídos del servidor y fue acompañada de una leve sonrisa.

La habitación era enorme rebosaba riqueza y lujo, las sillas y mesas eran de maderas procedentes de decenas de mundos, en el fondo de la sala se observaba una gran águila imperial, de oro puro y ceramita, a sus lados se observaban legiones de estandartes que mostraban los escudos y colores de la burguesía del planeta. Las ropas y trajes de los generales, comisarios, sargentos, mayores… allí presentes eran increíbles, pero lo que mas destacaba eran los Astartes, sentados al fondo de la estancia, un centenar, una fuerza capaz de arrasar colmenas enteras, solo con mover un dedo. Sus servoarmaduras estaban decoradas con las mas preciosas telas y joyas, que combinaban a la perfección, con sus armaduras blancas y negras. En el centro, junto a Fringuinsoz, el Comandante de mas alto grado que quedaba vivo, se situaba el Capitán, lo conocían como el cuervo, pero ningún hombre pronunciaba ni conocia su nombre.
Las Doradas puertas de la Estancia se abrieron, aunque no deberían, pues ya no se permitía entrar a nadie que no estuviese invitado. El hombre que estaba al frente de unos veinte hombres era, como no, Clarks, el Coronel Clarks. Todo la sala, absolutamente toda la sala se les quedo mirando, mientras ensuciaban con sus embarradas botas la lujosa alfombra allí colocada, en la sala había un silencio absoluto, solo herido por las pisadas de los hombres que, se dirigían a su mesa. Todos ellos vestían sus uniformes de faena, sucios y raídos por la pelea contra el caos, que había durado poco menos de un mes.
Clarks bestia su característico uniforme, negro y rojo, con su gorra, con un par de agujeros de bala por cierto. Estaba fumando un cigarro. A su encuentro salio un camarero de la colmena que les indico su sitio señalando a una solitaria mesa con el dedo:
-Coronel Clarks, usted no, los astartes desean que se siente entre ellos, es todo un honor- El camarero señalo un asiento, al lado de Fringuinsoz, a la vez que Clarks hacia un jesto de dejadez.
Clarks escogió no decir nada al camarero y marcho hacia la mesa de los astartes mientras hacia una mueca burlona hacia el camarero, eso hizo reír a sus hombres. Se sentó en la mesa, saludo a Fringuinsoz, era un buen amigo suyo.
-Amigo mió, el Coronel Clarks en persona, ¿Qué has hecho para que te hallan dado un asiento en esta mesa?-Comento Fringuinsoz mientras se levantaba saludando a su viejo amigo.
-Creo que disparar a un servidor de estos tipos que han venido innecesariamente a ayudarnos- Dijo Clarks mientras ponía cara de rebelde adolescente y miraba a la coronilla del Capitán de los Astartes.
-Sigues  manteniendo el buen sentido del humor amigo- Dijo el Comandante entre risas, claramente falsas.
Clarks se sentó en la mesa, entre un monumental Capitán Astartes y un amigo, algo bajito. El Astartes tenía en frente suyo un suculento plato de carne y verduras, que acompañaba con un zumo anaranjado. Clarks se le quedo mirando de manera estúpida un rato pero Fringuinsoz cortó la broma de Clarks rápidamente:
-Lo siento Capitán, no le eh   presentado a el Coronel Clarks- Atajó Fringuinsoz
-No se preocupe, ya eh oído hablar de el, dicen que es usted un gran luchador, que ha demostrado su valía y lealtad al emperador y a la inquisición innumer…-
-Al emperador nada mas, “capitán”- Le corto el Coronel, recalcando la palabra capitán.
-Si, también eh oído hablar de su “voluntad” para seguir las normas- dijo esta vez el Astartes con una falsa sonrisa en la boca.
-Una velada estupenda, buena, comida, buena bebida, y paz, celebrémoslo no creen- dijo Fringuinsoz para calmar un poco los ánimos entre el hombre y el semidiós.
Fringuinsoz se levanto pesadamente de la mesa, y pedio un micro a un camarero, que se lo trajo, dejando caer un plato con comida y bebida.
-Caballeros-dijo ya usando el micrófono- hijos del emperador, defensores de los mundos de la Humanidad. Hoy estamos aquí, para celebrar la victoria sobre el peor enemigo de la humanidad… el caos. Demos las gracias a la gran ayuda prestada por los Marines Espaciales. ¡Brindemos por la Victoria, y por la Gloria del Emperador!
Las palabras de Fringuinsoz fueron calladas por un ruido ensordecedor, otro y otro mas, bombardeo orbital, algo les estaba atacando, alguien. Clarks salto por encima de la mesa empuñando una pistola láser y se dirigió hacia sus hombres. A sus espaldas un centenar de marines espaciales ya habían sacado los bolters. El suelo se estremeció, como si fuera un terremoto y de las entrañas de la tierra de Crimol X salio algo, algo enorme y furioso, muy furioso.
-¡Demonio, Demonio!- Grito alguien en las mesas cercanas a los hombres de Clarks.
-Mierda- La voz ronca de Clarks no sonó alta pero la oyeron todos sus hombres.
            A quince metros, justo en su frente, tenían a un demonio de Khorme.